El encuentro entre Sarmiento y Belgrano terminó en un empate sin goles en Junín, en un partido que dejó más dudas que certezas. A pesar de un arranque prometedor en los primeros 15 minutos, con llegadas de ambos equipos, el desarrollo del juego se estancó rápidamente y perdió intensidad. La falta de creatividad en la generación de oportunidades hizo que el partido se volviera monótono y con pocas emociones.
Sarmiento intentó aprovechar los centros dirigidos a Ezequiel Naya como principal recurso ofensivo, mientras que Belgrano apostó a la calidad de Matías Suárez. Sin embargo, el delantero no tuvo su mejor noche y apenas inquietó el arco rival con un tiro libre que fue bien contenido por Lucas Acosta.
El segundo tiempo mantuvo la misma dinámica. Ambos entrenadores realizaron cambios para intentar darle mayor intensidad al juego, pero ninguno de los equipos logró romper el empate. A pesar de que ambos tuvieron una oportunidad clara para anotar, Acosta evitó el gol de Sarmiento con una gran intervención ante un disparo que se dirigía al ángulo, mientras que Gabriel Hauche, en su debut con el equipo de Junín, desperdició la chance más clara del Verde.
Más allá del resultado, el análisis del encuentro deja sensaciones distintas para cada equipo. Sarmiento mantuvo su estilo habitual, sin grandes variantes, pero Belgrano quedó en deuda con su rendimiento. El equipo dirigido por Juan Cruz Real mostró una versión apagada en comparación con el sólido desempeño que había tenido frente a Racing. Además, la ausencia de jugadores clave como Uvita Fernández, Bryan Reyna y Santiago Longo afectó la estructura del equipo y limitó su capacidad de generar juego ofensivo.
Al final, el empate le deja a Sarmiento un punto en casa, mientras que para Belgrano representa una oportunidad perdida. El Pirata dejó escapar dos unidades que lo habrían acercado a los primeros puestos, en un partido que quedará en el olvido por su bajo nivel futbolístico.